Hoy se estrena una nueva película que encarna a esta pequeña y sonriente joven suiza y que casi todos los de mi generación (’75-’80) conocemos gracias a los dibujos animados.
Hace una semana tuve la ocasión de ver esta película (dirigida por Alain Gsponer) gracias a un tedioso vuelo de vuelta de las vacaciones. A pensar de que ni me sonaba (se estrenó diciembre de 2015 en Alemania) me decidí a comprobar si era el drama de domingo por la tarde que aparentaba.
A pesar de que Niebla no existe en esta memorable adaptación (quizás porque en aquella época el abuelito se dedicaba a comer ¿perros?), si te gustaron los dibujos animados te recomiendo que veas esta película ya que puede que despierten en ti (otra vez) esas ganas de volver a las montañas, a estar rodeados de verde naturaleza lejos de las grises ciudades en las que nos cobijamos. Yo soy más de ver las películas en casa, así que siempre puedes esperar a alquilarla, quizás, tal y como están los cines hoy en día, sea la opción más económica.
Sinopsis: Heidi (Anuk Steffe) una huérfana de cinco años es abandonada por su tía Dete (Anna Schinz) en casa del temido abuelo de la criatura (Bruno Ganz). Allí conocerá a Pedro el cabrero (Quirin Agrippi) que uida de las cabras del abuelo y disfruta de la libertad en las montañas. Un día su tía Dete decide llevársela a la ciudad de Frankfurt para educarla y cuidar de Klara (Isabelle Ottmann), una niña inválida de familia adinerada y bajo la tutela de la fría y severa señorita Rottenmeier (Katharina Schüttler).
Heidi fue creado por Johanna Spyri (1827-1901) cuando narraba a su hijo historias sobre una pequeña niña que vivía en las montañas, vivencias inspiradas en las propias experiencias de Johanna. Al el primer libro publicado en 1880, le siguieron muchos cuentos sobre los niños que viven en las montañas, con sus costumbres y sus juguetes que ellos mismos fabricaban, y su continuo diálogo con los animales y los paisajes del entorno.