Riesgos en la montaña

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En la montaña, la libertad va ligada a la responsabilidad. No existe el riesgo cero, por lo que es indispensable estar bien preparado y llevar bien planeada la excursión.

Es muy importante beber agua sin esperar a tener sed, sin que ésta esté demasiado fría. Hay que desconfiar de cualquier arroyo o charca ya que pueden estar contaminados por excrementos de animales. Si no queda más remedio habrá que emplear pastillas potabilizadoras.

Otro punto importante es revisar la climatología y las horas de luz que se disponen. El clima en la montaña puede cambiar bruscamente, ya sea por una bajada de temperaturas o por la llegada de un frente de bajas presiones. En caso de niebla, nunca hay que desviarse del sendero y si la niebla es muy densa es mejor darse la vuelta y regresar, antes que perderse. En las rutas que vayan a atravesar cauces de ríos y/o arroyos, habrá que evitar realizar la excursión después de fuertes lluvias, ya que nos podría sorprender una crecida repentina del cauce. En verano, se procurará salir lo antes posible para evitar las horas de calor.

En caso de tormenta habrá que alejarse de cualquier objeto metálico y puntiagudo, aislarse del suelo sentándose en la mochila (por ejemplo) y guardar una distancia de 2 a 3 metros entre cada persona. Nunca ponerse debajo de un árbol, un peñasco aislado una tienda o un paraguas. También es muy recomendable apagar cualquier aparato electrónico.

Nunca hay que ir solo a la montaña y es aconsejable que al menos uno lleve teléfono móvil. Así mismo es muy importante disponer de un mapa cartográfico de la ruta, y llevar una brújula.

Dentro de la mochila habrá que llevar un botiquín con las cosas necesarias para hacer frente a pequeñas dificultades. Algunas de las más empleadas son: analgésicos, antidiarreicos, antiinflamatorios, colirio antiséptico, desinfectante cutáneo y vendas. Es aconsejable llevar una navaja y un mechero.

El equipamiento

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Lo más importante es el calzado. Hay que llevar unas botas que nos agarren los tobillos para evitar torceduras, que tengan buena suela y que sean impermeables y transpirables.

En cuanto a la ropa, se deben seleccionar las prendas en función de la época del año en la que realicemos la excursión. Hoy en día existen numerosos tejidos especializados para el senderismo (ligera, transpirable y confortable).

Es recomendable llevar pantalones largos para evitar roces con la vegetación. La ropa de abrigo puede llegar a ser fundamental, por lo que debemos incorporar al equipo un polar o un cortavientos. Para proteger la cabeza en verano es recomendable llevar una gorra o visera de manera que evitemos un golpe de calor. En invierno, un gorro y unos guantes son fundamentales ya que es en las extremidades por donde se pierde el calor corporal. Unas gafas de sol protegerán los ojos tanto en verano como en invierno (para la nieve).

Durante las excursiones viene muy bien llevar bastones, ya que ayudan a mantener el equilibrio y evitan que las piernas se fatiguen, al repartir la carga en los brazos. Los mejores son los telescópicos, ya que se pueden regular en altura para adaptarlos a la anatomía de cada uno.

Otro elemento básico es la mochila y mejor si es adaptable con correas de sujeción en cadera y pecho para que la carga no se desplace mientras se camina. Es aconsejable no cargar más de un 10% del peso corporal.